L.C. / la-cronica.net / León – “¡Yuhuuuuu!”. Con este explosivo grito liberaba toda su adrenalina Manuel Cruz, un onubense que, “por cosas del destino”, reside en el Centro de Referencia Estatal para la Atención a Personas con Grave Discapacidad de San Andrés del Rabanedo. Y no era para menos, pues se deslizaba sobre las aguas del embalse de Barrios de Luna a una velocidad de 30 kilómetros por hora sobre un esquí adaptado, con el único agarre de sus manos a una barra sujeta a una embarcación a motor. Y es que Manuel, junto con tres compañeros del centro y sus responsables, era uno más en la “Semana del Deporte Adaptado al Esquí Náutico” durante las jornadas dedicadas a discapacitados físicos que se celebraron días atrás.
En total, nueve personas con diversas lesiones y discapacidades de carácter motor, procedentes de León y Asturias, aprendieron los fundamentos básicos del esquí de la mano del Club Deportivo Esquí Náutico León, impulsor de iniciativas de este tipo en la provincia leonesa.
Mario Suárez, director técnico del club, resume su filosofía en “desarrollar todo el potencial del que nuestro deporte es acreedor, con especial hincapié en el deporte adaptado a colectivos con discapacidades”.A la hora de calificar la experiencia, se muestra “totalmente encantado, ya habíamos realizado en Bárcena unas jornadas de iniciación para niños con discapacidad visual, pero el reto al que nos enfrentábamos esta vez demandaba un esfuerzo mucho mayor, tanto a nivel de adaptaciones materiales como de recursos humanos”.
Entre las mencionadas adaptaciones materiales, se encuentra la Kan Ski: “para lograr que alguien con una lesión medular, espina bífida o ataxia pueda esquiar, es preciso instalar un asiento sobre un esquí más ancho de lo habitual, algo fabricado exclusivamente en Estados Unidos”, comentaba Rafael Muñoz, un gaditano que atravesó España de punta a punta llevando consigo la Kan Ski y sus conocimientos. Rafael trabaja como asesor deportivo e imagen de una empresa de sillas de ruedas, y su pasión son las actividades acuáticas, pese a quedarse parapléjico en 1991.
“Hemos intentado que personas que necesitan de una silla de ruedas en su vida diaria, sientan que no hay límites, que con esfuerzo e ingenio para elaborar las adaptaciones apropiadas, lleguen a vivenciar actividades como ésta, porque al fin y al cabo las curvas son iguales para todos” explicaban David Suárez y Sergio Rodríguez, miembros del staff técnico del club.
Y para ratificar sus palabras, nadie mejor que el berciano Pedro Barja, en una silla de ruedas desde hace más de 20 años. Tras desplazarse desde Ponferrada el martes atraído por un deporte casi extraño, decidió quedarse en León para repetir emociones al día siguiente. No en vano, “el esquí náutico era algo inimaginable para mí hasta ahora, me ha enganchado y espero seguir practicándolo a lo largo del verano”.
Aunque varios participantes ya conocían otros deportes como el esquí alpino, ninguno había practicado esquí náutico, incluso antes de adquirir su discapacidad. Por ello, María Rubiera, responsable de deporte en el CRE de San Andrés, comenta que “mantenerse sobre el esquí ya es todo un triunfo para ellos” y Eduardo Llano, un jovencísimo lesionado medular asturiano y apasionado de múltiples deportes, se despide con un rotundo “repetiremos, estoy seguro”. Vivieron una experiencia inolvidable gracias a la iniciativa del Club Náutico León.