Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
Conduce a más de 120 kilómetros por hora sobre un tobogán helado a los mandos de un bólido, sin frenos y casi con los ojos cerrados. Para Israel Blanco supone una inyección de adrenalina y velocidad cada vez que se desliza con su trineo. Es el pionero español en el parabobsleigh y quiere seguir haciendo historia pese a medirse a rivales con mayor experiencia y con mejores recursos económicos e infraestructuras. Su próximo desafío es pelear por estar en el podio en el Mundial en Lake Placid (EE.UU.).
El asturiano de 41 años acudirá a esta cita gracias al respaldo de la Federación Española de Deportes para Hielo. En enero agotó su presupuesto tras participar en la Copa del Mundo, donde brilló con una plata y un bronce en Lillehammer (Noruega). «Me costeé todo el viaje, con una pequeña ayuda federativa para la inscripción, y recorrí unos 9.000 kilómetros en coche. Me quedé sin dinero, pero desde la federación me llamaron para decirme que lo sufragaban todo para el Mundial, así que espero responder con un buen resultado», ha subrayado.
El corverano se enganchó a este deporte a finales de 2014, cuando Javier Pintado le propuso unirse a la aventura del ‘Spanish Bobsleigh’. «No había visto nunca un trineo, tampoco había pisado la nieve, aunque me enganchó desde el primer momento. Es como una especie de vagón de montaña rusa pero dirigido por uno mismo», ha comentado Blanco, que con 21 años tuvo un accidente laboral cuando trabajaba como soldador y tras una caída desde una estructura metálica sufrió daños en la pierna izquierda, la cual tuvieron que amputarle.
A diferencia del bobsleigh convencional, en esta modalidad los deportistas salen sentados y empujados por una máquina, los ‘bobs’ son de un solo ocupante y tienen mayores medidas de protección. «Llevan dos mandos con palancas, parecidos a las manillas de las cometas. Las cuchillas traseras son fijas y las delanteras se mueven hacia la dirección a la que gires», ha explicado.
Casi sin medios pero con mucha ilusión y ambición, el corverano demuestra cada año su talento y potencial en la ‘Fórmula Uno’ del hielo. «Si me dicen antes de empezar la temporada que iba a conseguir una plata y un bronce en Copa del Mundo y un sexto puesto en el Europeo no me lo habría creído porque llevaba casi dos años sin coger un bobsleigh por la falta de dinero para desplazarme hasta instalaciones europeas donde poder entrenar», ha apuntado.
En Lake Placid confía en plantar cara a los pilotos más fuertes y dar la sorpresa. De momento, en los entrenamientos previos ha quedado entre el tercero y el octavo en la mayoría de las bajadas. «Será la primera vez que compita en esta pista, que es la más técnica del mundo, muy complicada porque podemos volcar en casi todas las curvas si cometes un fallo. He entrenado mucho menos que mis rivales, pero soy bastante rápido, voy a dar el 110% y si soy capaz de hacer las trazadas limpias, puedo pelear de tú a tú con los mejores», ha recalcado.
Para Israel Blanco sería un sueño representar a España en unos Juegos Paralímpicos de invierno, aunque tendrá que esperar ya que el parabobsleigh no ha sido incluido en el programa de Pekín 2022. «Hay una pequeña esperanza, tenemos el precedente del snowboard, que lo metieron en el último año antes de Sochi 2014. Quedan tres años y la Federación Internacional está trabajando para que al menos pueda estar como deporte de exhibición. Aun así, voy a seguir mientras tenga presupuesto para acudir a las pruebas», ha apostillado.