La vallisoletana, madre de tres pequeños, cuenta cómo está viviendo el aislamiento en casa y su futuro tras el aplazamiento de los Juegos de Tokio.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
Marta Arce, una de las referencias del judo paralímpico español, lleva el aislamiento de la mejor forma posible. Con tres pequeños en casa no le da tiempo a aburrirse. Prepara a los niños, revisa sus deberes y actividades escolares, cocina, juega con ellos… «No paro», dice. También saca tiempo para entrenar unas horas por la noche para no perder la forma física. La pandemia del coronavirus no ha frenado su sueño de estar en los Juegos de Tokio, aunque su aplazamiento a 2021 le ha dejado una sensación agridulce.
Como a todos, le conmueven las historias de contagiados que llegan a las urgencias de los hospitales, la rapidez con la que se extiende el Covid-19 y las víctimas que sitúa a España como uno de los países más castigados. «Ahora el deporte está en un segundo plano, hay mucha gente contagiada y muerta, lo importante es la salud. Ya conozco a varias personas cercanas que han dado positivo y, por tanto, estamos en contacto con el virus, se está paseando por aquí, hay que ser responsables y quedarse en casa”, recalca.
Sus tres hijos, Kenji (10 años), Issei (6 años) y Yumi (3 años), “son conscientes de por qué llevan varios días sin salir, saben que hay un bichito fuera y no me piden ir a la calle. Solo la pequeña en los primeros días dijo que quería ir con el patinete y por la noche llevamos algunas cosas al trastero para que no las vean”. Experta en dominar el caos, las jornadas en su piso de Las Rozas (Madrid) son frenéticas, “parezco un sargento dando órdenes y evitando peleas y discusiones entre ellos”, comenta entre risas.
Solo cuando cae la noche y los niños se van a la cama, Marta se sienta un rato en el sofá antes de empezar sus entrenamientos, que se alargan hasta casi las dos de la madrugada. “Es el momento en el que tengo paz. Utilizo unas gomas para hacer repeticiones de judo, luego abdominales, ejercicios con TRX y elíptica”, cuenta. Su marido Yoshio, que durante todo el día ‘teletrabaja’, también hace de ‘sparring’: “Se pone mi chaqueta, que le queda un poco justita, y le levanto, practico agarres y me ayuda mucho. Eso sí, salir de aquí e ir a una competición sería imposible, esto es solo para mantenerme”.
En agosto le quitaron la ayuda económica del Plan Adop porque no había sacado buenos resultados ya que seis meses antes pasó por el quirófano por una lesión de rodilla. Por ello, a la vallisoletana no le ha llegado material deportivo que el Comité Paralímpico Español ha enviado a los deportistas que sí cuentan con esas becas. “Aunque me diesen un tatami para entrenar, ¿dónde lo meto? Somos cinco personas y un perro viviendo en 55 metros cuadrados y sin terraza”, lamenta.
Para la triple medallista en los Juegos (plata en Atenas 2004 y Pekín 2008 y bronce en Londres 2012) “esto que estamos viviendo es una situación muy paralímpica porque te ponen al límite, de repente la vida te dice que no puedes hacer lo que te da la gana, estamos acostumbrados a movernos libremente, empiezas a valorar otras cosas que tenemos y a empatizar con personas que se encuentran con barreras en su día a día”.
Tras más de cuatro años retirada, Marta desempolvó el kimono en 2017 con la idea de sacar el billete para Tokio, que serían sus cuartos Juegos. Sin embargo, esta apasionada de la cultura japonesa tendrá que esperar un año más para saber si cumple ese sueño. “No había otra opción, espero que se frene esto cuánto antes y que haya el menor número posible de víctimas. Personalmente me viene mal, existe la posibilidad de que se me escape la oportunidad de vivir de nuevo unos Juegos, ya soy mayor (42 años). Tenía buen ritmo cuando volví, pero estos años he sufrido una serie de lesiones y ahora me encuentro con este apocalipsis”, comenta.
La judoka española es duodécima en el ranking en -63 kilos y a los Juegos van las 10 primeras clasificadas. Tiene que lograr puntos en los dos campeonatos que quedarían, aunque el Grand Prix de Nottingham (Gran Bretaña) ya ha sido cancelado y el de Baku (Azerbaiyán) tampoco parece que se vaya a celebrar a primeros de mayo como está previsto. “Si mueven esas dos competiciones al año que viene, mejor, así tendríamos tiempo para prepararnos bien, si se posponen mucho tiempo me vendría bien, me quitaría el estrés del día a día. Tengo que replantearme mi futuro, aunque ahora no hay que tomar ninguna decisión”, apostilla.