Gustavo Rangel / RUMBO / La Opinión – Alan Sánchez y su papá Francisco lamentaron que se tuvieron que perder la final entre Santos y Tigres porque no pudieron estar en Monterrey para vivir el campeonato que consiguieron los felinos por primera vez en 29 años. Tampoco lo pudieron ver por televisión y lo tuvieron que escucharlo en la radio con la narración de un comentarista desconocido, pues ellos siempre anhelaron que escucharían el grito de «Tigres campeón» brotar del pecho emocionado del cronista Roberto Hernández.
Pero el viaje que hicieron padre e hijo a Houston era de mucha importancia ya que Alan iba a recibir un regalo de Navidad que le iba cambiar su vida.
Alan es un deportista discapacitado que compite para la preparatoria Pablo Livas de la Universidad Autonoma de Nuevo León con el equipo Tigres y hasta hace apenas unas semanas lo hacía con una prótesis prestada. Pero gracias a los esfuerzos del Hospital Shriners de Houston el joven de 17 años ahora podrá competir con su propia nueva prótesis fabricada con la más alta tecnología.
«La verdad es que no tengo memoria del accidente y mi vida siempre la he vivido como una persona normal que no se pone límites y que tiene ilusiones, sueños y metas», dijo Alan en una entrevista con RUMBO el día que recibió su prótesis.
Alan perdió su pierna izquierda luego de que dos bloques de cemento le cayeron encima, pero en ningún momento ha permitido que los obstáculos dicten su vida.
Con la prótesis prestada que no era diseñada para hacer deporte Alan ya ha ganado varias medallas en diferentes competencias a nivel nacional en México. Corre los 100 metros en unos 15 segundos y asegura que con esta nueva prótesis va a mejorar ese tiempo por unos tres segundos y esto lo hace soñar en cosas grandes.
«Siempre me ha gustado el deporte pero no me ilusionaba demasiado porque no tenía el equipo adecuado para competir a un alto nivel. Sin embargo, mi espíritu de competencia me motivaba a seguir mejorando y ahora que me han regalado esta prótesis estoy dispuesto a ir en busca de unos paralímpicos», agregó Sánchez.
«Quiero representar a mi país y darle una razón a todas las personas que me han ayudado aquí en el hospital y a mi familia de estar orgullosos y que sientan que valió la pena haber invertido en mí», explicó Alan.
Los temores del padre de Alan han desaparecido y es que la admirable voluntad de su hijo no deja de sorprenderle.
«Tenía mucho miedo de que el ánimo de mi hijo iba a decaer cuando entrara a la etapa de la adolescencia pero ha sido todo lo contrario, cada vez busca nuevos retos. Ahora con esta prótesis nueva estoy seguro de que su dedicación será mayor», comentó el padre de Alan.
Alan quiere mandar un mensaje a todas las personas que pudieran pensar que los obstáculos que tienen enfrente no pueden ser vencidos.
«La vida siempre te va a retar pero uno nunca se puede dar por vencido, siempre se tiene que dar todo, la vida, con tal de lograr lo que uno sueña porque solamente así se pueden lograr las cosas, no hay que poner excusas», concluyó Alan.
Alan se quedó en Houston unos días antes de regresar a Monterrey donde pronto estará quemando las pistas con su nueva prótesis. Recuerde el nombre de Alan Sánchez porque un día podría estar representando a México en unos paralímpicos.