Jamás se rinde, nadie tiene más fe. Inquebrantable, tenaz y con grandes dosis de orgullo y rasmia, Teresa Perales ha vuelto a hacer historia. La aragonesa ha agrandado su leyenda en la piscina tras conquistar el bronce en 50 espalda S2 en París, su medalla número 28 en los Juegos Paralímpicos. La ‘Sirenita del Ebro’, a sus 48 años, iguala al estadounidense Michael Phelps, uno de los retos que más le movía para llegar hasta La Défense Arena. Es eterna, única.
Su perpetua sonrisa brilló más que nunca en su tostado rostro, contagiando a todos las que la rodeaban. En la capital parisina ha cerrado muchas bocas. Durante este ciclo han sido varias las voces que se han propuesto retirarla ya. Pero nunca claudica. Ha peleado lo indecible y a denuedo para llegar a su séptima cita paralímpica, tuvo que resetear y aprender a nadar con un solo brazo por la luxación aguda que arrastra en el hombro izquierdo desde 2021, cuando en Tokio también dio un golpe sobre la mesa para llevarse una plata con la que pocos contaban.
Es un fiel reflejo de la persistencia tras sacar una vez más la resiliencia que le caracteriza para abordar el reto más difícil de su carrera. Después de haberlo ganado todo, sigue alimentando su ambición para aumentar un palmarés excelso. “El hombro me está dando mucha guerra, sigo sin dominarlo, se me sale de vez en cuando, me comprime el sistema nervioso y me baila al nadar. Tuve que aceptarlo y enseñarle a mi cuerpo que solo puedo mover un brazo”, decía en una entrevista con este medio.
En París ha vuelto a dar una lección. Nunca tira la toalla y tampoco lo iba a hacer ahora. Estaba convencida de que podía pelear por el podio. En las eliminatorias de la mañana había hecho la sexta mejor marca (1:12.90) de las participantes. “Necesitamos su magia”, comentaba Darío Carreras, su amigo y técnico de la selección española que le entrena en el CAR de Madrid. Y Teresa hizo su mejor truco para morder otra presea paralímpica. Competir está en su ADN, cuando huele la sangre sale a morder. Empezó fuerte y con brío, entre las cuatro primeras desde el inicio.
Brazada a brazada se puso a la par de la italiana Angela Procida, a la que alcanzó en los metros finales. Cuadró la ecuación perfecta tras parar el crono en 1:10.95 -nuevo récord de España- que le dan un bronce por solo dos centésimas de diferencia. Solo se vio superada por la singapurense Pin Xiu Yip (oro con 1:05.99) y por la mexicana Haidee Vivivana Aceves (plata con 1:08.96). Un metal que sabe a oro y con el que resuelve su particular ‘pique’ con Michael Phelps, máximo medallista olímpico de la historia, con el que compartió confesiones el año pasado. Ya tiene 27 medallas paralímpicas (siete oros, diez platas y once bronces).
Cuando tocó la pared no se lo creía, se volteó para comprobar en la pantalla su nombre, que aparecía en la tercera posición. Se llevó las manos a la cara y luego alzó los brazos al cielo. En las gradas, una legión de españoles entre los que se encontraban su marido y su hijo Nano, así como la reina Letizia, que celebraban su gesta. Al salir del agua rompió a llorar y se fundió en un eterno abrazo con Darío, su sombra en estos años de esfuerzo, de duro trabajo, de aprender de nuevo a nadar con solo un brazo, con otras rutinas de entrenamientos y a otra velocidad en el agua ya que bajó tres categorías -de la S5 a la S2-. En todo este tiempo ha demostrado su máxima entrega, valor y energía. Las lesiones golpean los músculos, pero jamás el espíritu de superación y la ambición cuando se trata de una leyenda como Teresa Perales. Para ella, nada es imposible.
“Sabe a récord del mundo esta medalla, es preciosa. Tiene mucha historia detrás, me daba igual el color, yo quería la 28, he soñado cada noche con ella. Es la más épica por encima de todas. Ha sido muy difícil, he tenido que volver a aprender a hacer muchas cosas de mi vida diaria y en la piscina. Esto es el recordatorio de que somos supervivientes, todas las personas, y que podemos reinventarnos en cualquier momento. He estado más nerviosa que en toda mi carrera, porque antes solo tenía que preocuparme de mi cabeza, tenía que estar también concentrada en que el cuerpo me hiciera caso”, ha declarado.
La zaragozana quiere saborear este logro y después pensar en la siguiente temporada. “El año que viene tenemos el Mundial en Singapur, nadaré otra vez con Pin Xiu Yip, que nos llevamos muy bien. Siempre he pensado que no me iba a retirar en unos Juegos, yo me retiraré después. No quiere decir que me voy a retirar antes de Los Ángeles 2028, vamos a dejar la puerta abierta y a disfrutar de esto”, ha añadido.