lne.es – «Dentro del agua me sentía igual al resto». A los once años, Begoña Curero, que sufre una deficiencia visual del 68 por ciento, decidió que lo suyo era la natación.
Nacida en Barcelona en 1990, desde pequeña demostró una gran predisposición a la actividad física. «Era muy movida, y me gustaba hacer de todo: probé en muchos deportes, pero a los diez años decidí que lo mio era la natación, era lo que mejor se me daba, y dentro del agua me sentía igual al resto», asegura la nadadora, fichaje del club ovetense Handisport para la presente temporada.
Curero sufre un glaucoma congénito, pero eso no le ha impedido ser una de las grades deportistas de este país. Está a un paso de participar en los Juegos Paralímpicos, que serán en Londres en septiembre de 2012. Un camino largo, duro, pero «muy satisfactorio», reconoce, que comenzó casi por casualidad.
«Estaba en la ONCE y empecé a hacer deporte. En mi familia, ni mis padres ni mi hermano mayor (Óscar, de 27 años) eran especialmente deportistas, pero a mi me gustaba, y en cierta manera me hacía olvidar mi discapacidad».
A los 16 años entro en el equipo de natación catalán Gramanet. Sus cualidades y su proyección no pasaron desapercibidos y, apenas un año después, ya estaba en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat de Vallés. «La Federación Española me ofreció una beca como deportista promesa, de cara a prepararme para los Juegos de Londres», cuenta.
Las Paraolimpiadas han sido su meta en estos últimos cuatro años. Apenas le ha dedicado tiempo a otra cosa. «Estoy matriculada en INEF, pero no le puedo dedicar todo el tiempo que quisiera; yo nado, y además estudio, pero de momento me lo tengo que tomar con calma».
Aunque aún no ha conseguido las marcas necesarias para los Juegos de Londres, mucho tendrán que torcerse las cosas para que la joven catalana no pueda acudir a la gran cita en la capital británica. «Tengo bastantes posibilidades, sobre todo porque en cien metros braza, que es mi categoría, la sevillana Marta Gómez y yo somos las que mejores marcas tenemos». La catalana tiene hasta el mes de junio para obtenerlas, aunque confía poder tener su pasaporte a Londres en marzo, cuando se disputen los Campeonatos de España.
Una vez en el Centro Acuático londinense, afirma que el principal rival a batir serán las australianas, aunque mirando su currículo, quizá sea a ella a quien todas miren de reojo. Actual campeona de Europa de 100 metros braza, en 2003 empezó a competir.
Dos años después, en 2005, se proclamó campeona del Mundo junior de 50 metros braza en la categoría de 15 años . Aunque no logró clasificarse para los Juegos Paralímpicos de Pekín en 2008, «algo con lo que contaba», dice, en 2009, compitiendo ya en categoría absoluta, siguió engordando su palmares: en octubre acudió a los Campeonatos de Europa de piscina larga de Reykjavik, en Islandia, de los que regresó con una medalla de bronce en 100 metros libre. Apenas dos meses después viajó a Brasil para participar en los Campeonatos del Mundo que se disputaban en Rio de Janeiro. No pudo irle mejor. «Era la primera vez que se celebraban unos Mundiales en piscina corta, la de 25 metros, y no me puedo quejar porque conseguí la plata en cincuenta metros libres y cien braza, y el bronce en cien y doscientos metros estilos».
A pesar de su juventud, Curero ya empieza a plantearse su futuro lejos de la piscina. No tiene pensado dejarlo, pero sí llevar una vida, como ella dice, más «normal».
« Llevo cuatro años interna en el Centro de Alto Rendimiento, y quizá me plantee el irme a mi casa después de los Juegos», asegura.
Se siente cómoda en el CAR, está cerca de casa de sus padres y puede ver a su familia y amigos con frecuencia ya que no tiene restringidas las salidas. Además, allí ha coincidido con la también catalana Erika Villaecija, nadadora a la que admira, pero, en ocasiones, la rutina diaria es tan agotadora que le quita las ganas de hacer otras cosas. «Mi grupo de trabajo, que somos nueve nadadores, tres con deficiencia visual, entrena de lunes a sábado entre tres y cuatro horas», cuenta, «tres días hacemos doble sesión y además gimnasio, y muchos sábados, cuando voy a casa de mis padres, lo único que me apetece es descansar y tirarme en el sofá hasta el domingo, que regreso al CAR».
Mientras se plantea su futuro a medio y largo plazo, Curero se prepara para competir, mañana y el domingo, en el «Open Ciudad de Oviedo» de natación que ha organizado, en las piscinas del Parque del Oeste, el Club HandiSport, con el que se ha comprometido para esta temporada. La próxima, ni ella ni nadie, sabe que pasará.
De momento, sólo tiene en mente las Paraolimpiadas de Londres y poder disfrutar de unos dias de vacaciones para visitar Nueva York, la ciudad de los sueños.