ECUADOR: Lalama y Meza, ejemplo de lucha por el deporte

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    Una de las opciones de medalla para Río de Janeiro

    hoy.com.ec – Jéssica Lalama tiene 20. Logró cuatro medallas de plata para el país en los juegos Parasur de Chile. Sufre de un síndrome que impide un desarrollo intelectual acorde con su edad, por eso estuvo en una escuela especial. Fue ahí donde descubrió su talento para el deporte, cuando le llevaron a una piscina para que aprenda a nadar. Tenía seis años.

    Desde los 12 años los entrenamientos se volvieron más rutinarios. Las buenas marcas la llevaron a la natación de competencia.

    Tiene una amplia experiencia internacional. Ha competido en Colombia, Venezuela, Brasil, Canadá, EEUU y Chile, pero sin  despuntar en esas ocasiones. Los entrenamientos no eran tan rigurosos como ahora, que compite en la élite.

    Eso cambió en 2012. Ese año logró la marca que la convertió en la primera nadadora en  representar al Ecuador en unos Juegos Paralímpicos. Sus entrenamientos se volvieron más intensivos, desde esa cita entrena a doble jornada, aunque tuvo que abandonar la escuela para dedicarse de lleno a las piscinas.

    Su experiencia en Londres fue enriquecedora, aunque confiesa que por momentos no estuvo cómoda al estar  alejada de su madre.

    El 2013 fue un año difícil para Jéssica. Las marcas se estancaron e incluso estuvo a punto de dejar la competencia. Pero no estaba dispuesta a abandonar el deporte que la hace feliz, su madre, Zoyla Vega, la apoyó y se mantuvo entrenando.

    Un cambio de entrenador fue el detonante para que los tiempos de Jéssica volvieran a ser competitivos. Wálter Haro supo sacar el potencial de la nadadora y logró, con el tiempo justo, la marca necesaria para viajar a los juegos Parasur de Chile.

    En la piscina intenta no fijarse en nada. “Me concentro en mi prueba y no veo a nadie más… después vienen los nervios cuando termino y tengo que esperar a que se anuncien los tiempos”.

    Jéssica sabe que la carrera de una nadadora no dura mucho. Según sus entrenadores, ella podrá mantenerse en la élite unos cuatro o cinco años más. Por eso su objetivo es lograr una medalla de oro olímpica. De esa forma  aseguraría su futuro, al recibir una compensación  de por vida. Su madre  cuenta que es difícil la inserción laboral de su hija.

    Alexandra Meza

    “Mi objetivo es llegar a ser la  número uno del Ecuador”

    Aunque  nació en Esmeraldas, vivió la mayor parte de su infancia en Santo Domingo. Alexandra Meza, de 25 años, es uno de los miembros del equipo ecuatoriano que participó en los juegos Parasudamericanos de Chile, quedó cuarta en su categoría.

    Su deporte es el tenis de campo. desde hace un año y medio que lo practica de manera habitual, «el tenis es mi vida», dice. Aunque no fue el primer deporte que practicó. Desde su adolescencia se dedicó al básquet, al fútbol y al atletismo. En este último consiguió buenos resultados a nivel nacional.

    Se desplaza en silla de ruedas, pero aclara que  puede caminar en distancias cortas. A los dos años y medio sufrió un accidente automovilístico que le provocó daños en la cadera, en la columna y en el fémur derecho. Caminar le supone sufrir fuertes dolores, además los doctores le recomiendan no forzar su articulación.

    La participación de Alexandra en los Parasur no estaba prevista. Quince días antes del inicio de la competencia, representantes de la Federación de Tenis le pidieron que tuviera listo su pasaporte. Después le confirmaron que su nombre estaba en la delegación que viajó a Chile, en sustitución de otra tenista.

    La preparación fue difícil. Fueron muy pocos días los que pudo prepararse a fondo.  Durante esos 15 días casi no dormía. Alexandra vive en el sur de Quito, cerca de la terminal  Quitumbe, y los entrenamientos se realizaban en el Círculo Militar, en el centro norte. «Me laventaba a las 04:00, tenía que coger  tres buses». Los entrenamientos empezaban a la 06:00 y se realizaban en tres jornadas: de acondicionamiento físico, de técnica y de juego.

    Una de las primeras sensaciones que tuvo al pisar las canchas chilenas, fue que la arcilla no estaba lo suficientemente compacta como para que las sillas de ruedas puedan desplazarse con facilidad, «varios jugadores cayeron durante los juegos, yo también me fui de boca».

    A la hora de entrar a la cancha no tiene un ritual previsto. «Lo primero que hago al entrar a la cancha es ver cómo está. Me doy una vuelta para ver que esté en buenas condiciones, hago mis estiramientos, pruebo la velocidad… No me fijo en el rival hasta que el partido empieza».

    Su sueño es convertirse en la raqueta número uno del país en su categoría. De momento ocupa el segundo puesto aunque dice que la falta de partidos ha supuesto un obstáculo para  ascender en el ránking.

    Sabe que el vivir del deporte es muy complicado, por eso su otro objetivo es terminar sus estudios en contabilidad.

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