Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
Israel Blanco acaba de añadir otra gesta más a su odisea por el tobogán helado. El pionero español en parabobsleigh ha logrado subir al podio en el campeonato de Europa en St. Moritz (Suiza) tras ser sexto -las medallas en este deporte se reparten a los seis primeros clasificados-, mientras que en la prueba de Copa del Mundo ha terminado séptimo.
En la primera bajada completó el recorrido en 1:15.34, un tiempo que mejoró en la segunda manga con 1:15.00, para finalizar en sexta posición con un registro total de 2:30.34, a 70 centésimas del campeón, el suizo Stewart Christopher. La carrera también era Copa del Mundo, pero Blanco se quedó fuera del podio por un puesto.
«Tuve un pequeño fallo en las dos últimas curvas de la primera bajada y en la segunda me fue mejor, quedándome a 17 centésimas del bronce en la Copa del Mundo y de la plata en el Europeo. Una pena, aunque estoy contento con el resultado, he mejorado mucho mis tiempos en esta pista, a la que acudía por segunda vez. Ahora toca pulir los errores para la próxima temporada», ha explicado.
El piloto asturiano de 41 años, que ganó hace un mes una plata y un bronce en la Copa del Mundo de Lillehammer (Noruega), vuelve a codearse con los mejores de la ‘Fórmula Uno’ del hielo pese a medirse con rivales más experimentados y tener que lidiar con obstáculos ante la falta de respaldo económico para poder entrenar y competir.
De hecho, hasta hace unos días no sabía si podría participar ya que había agotado su presupuesto en las anteriores carreras. «Mi entrenadora, Oxana Tatchina -expiloto rusa-, afincada en Marbella, junto a unos amigos suyos han sufragado el coste del viaje y la Federación Española de Deportes de Hielo me ha pagado la inscripción de la carrera», ha asegurado.
Con perseverancia, tesón e ilusión, Blanco quiere alargar su aventura en un deporte al que lleva ligado desde finales de 2014, empujado por Javier Pintado, director deportivo del ‘Spanish bobsleigh’. El corverano no se lo pensó pese a que nunca había visto un trineo ni tampoco había pisado la nieve, pero su curiosidad y afán de superación le llevó a probar esta disciplina.
Antes había sido jugador de balonmano en Corvera -actualmente es entrenador y presidente del club- y en Oviedo, aunque su carrera se truncó a los 21 años tras un accidente laboral. Trabajaba como soldador en unas obras en la carretera, cuando la estructura metálica en la que estaba subido se vino abajo. Tras un año en el hospital y diez operaciones, le tuvieron que amputar la pierna izquierda.
El parabobsleigh se convirtió en su otra pasión, empezó de cero, sin recursos, conduciendo miles de kilómetros por Europa para entrenar y en pocos años ya está asentado en la élite. Su próximo objetivo, aunque algo complicado, es viajar hasta Lake Placid (Estados Unidos) el próximo mes de marzo para disputar el Mundial. «Estoy pendiente de lo que pueda pagar la Federación Española y de las ayudas que tenga», ha añadido.