Varios contingentes de uniformados se relevaron para cargar la llama por más de cuatro kilómetros, en los cuales fueron escoltados por más de 10 patrullas.
elporvenir.com.mx – Gran expectación causó en esta frontera un operativo policial, ya que aquí inició el recorrido de la antorcha de los Juegos Paralímpicos del vecino estado de Arizona.
Y es que varios contingentes de uniformados se relevaron para cargar la llama por más de cuatro kilómetros, en los cuales fueron escoltados por más de 10 patrullas de la corporación y motociclistas.
«De seguro agarraron a un capo grande, mañana hay que comprar el periódico», manifestó Angélica Moreno, residente de la colonia Campestre en la cual se encuentra la comandancia de la Policía Municipal.
Por las calles 26 e Internacional, junto al muro de acero que divide el límite de México con Estados Unidos, decenas de residentes vieron el conjunto de vehículos y gente corriendo.
Casi todos los uniformados apenas soportaron la carrera unas cuantas calles, pero el subjefe de Tránsito Municipal, José Luis García Morón, aguantó todo el recorrido.
«¿Otro cigarrito?», preguntaba Morón ?como lo conocen sus colegas- pues cada cierto tramo algún elemento empezaba a jalar aire por la boca.
No faltó alguno que prefiriera seguir el camino a bordo de una patrulla tipo Pick up, a la cual despistadamente se subía en cuanto los fotógrafos estaban descuidados, y no daban cuenta de la deserción del ejercicio matinal.
Observados por la gente, los uniformados cantaban coplas tipo militar para animarse en el pequeño maratón, en tanto que el propietario de un gimnasio los invitó a ingresar a su negocio.
Los gritos coordinados de los elementos, combinados con las sirenas y códigos, llamaron la atención de los perros, que salían a ladrarles pero no se les acercaban, dada la magnitud de la caravana.
El contingente llegó hasta la puerta Sentri de la garita de San Luis, Arizona, donde el oficial Arturo Vargas entregó la antorcha al agente retirado de la Policía de esa frontera, Martín Márquez.
Una vez finalizada la carrera, como siempre, alguien comentó que era «mejor irse por unos tacos de birria para recuperar la grasa perdida».