losandes.com.ar – Sí, seguramente habrá una doña Teresa que ande mirando una película de Lolita Torres en Volver y un débil del alma que busque a José María Domínguez en C5N; como en Japón habrá quien prefiera un documental sobre los calzones de sumo y en Holanda uno de los sombreros de Máxima.Sin embargo, nada ni nadie podrá detener una realidad: el 27 de julio, Londres será el centro del mundo. Donde se posarán las miradas de los amantes del deporte, del show, o de todo eso que pasa en el centro del mundo. Y seguramente lo será por 17 días, hasta el 12 de agosto, cuando la competencia principal le dé la bienvenida a los Paralímpicos.
La ciudad orgullosa de sus colectivos en dúplex y excelsa marketinera de teléfonos públicos, se convertirá en la primera en albergar los Juegos Olímpicos por tercera vez en la Era Moderna.Ya lo hizo en 1908, cuando recibió a 2.008 atletas, y en 1948, la primera competencia de la post guerra, cuando 4.107 participantes compitieron tras 12 años de ostracismo. Esta vez habrá15 mil deportistas, además de los 4.500 paralímpicos.
“Es el desafío más grande para nosotros en tiempos de paz”, comenta Andrew Mitchell, funcionario del Foreign Office (la cancillería británica), dedicado a los Juegos. “Serán la ventana al mundo del Reino Unido. Nuestra responsabilidad es mostrar quiénes somos”, aclara. Quieren los ingleses, a través de la competencia, que el planeta ponga otra cara cuando habla de ellos. Y que cambien su imagen los que ven las islas y sólo escupen la palabra “colonialistas”.
Aún así, hoy, en pleno Londres, todavía no pasa nada. La gente sigue yendo a ver cómo cambia la guardia en el Palacio de Buckingham, sigue buscando un lugar llamado Notting Hill y el Big Ben sigue teniendo las agujas más visitadas del mundo; pero de los Juegos, ni mu. La razón es simple: el gobierno quiere tener mesura porque primero está el festejo por el Jubileo, que es el 2 de junio. Se trata de los sesenta años de la Reina en el trono. Y todo el enfoque va hacia ese lado. “Después sí será el turno -explica Mitchell-, todo es paso a paso”. Como Mostaza, pero in English.
Te invito a mi casa. Una mini ciudad, un mini país, un mini mundo. La Villa Olímpica es un poco de todo: el sitio en el que vivirán los atletas y donde se jugará gran parte de los deportes. Hoy en la zona, día primaveral, sólo se ve una nonagésima parte de los 23 mil hombres que pusieron manos a la obra para reconstruir esta ex región pobre y fabril. También turistas, una porción de los 200 mil que ya visitaron el lugar.
El Parque Olímpico tiene 2,5 kilómetros cuadrados, que es lo mismo que decir el barrio de Boedo, o diez veces los Bosques de Palermo. Lo parte en dos el río Lea e incluye, además de los estadios, el sector de viviendas, que albergará a 25.500 atletas y oficiales en sus 700 habitaciones. Se trata de 67 edificios divididos en 11 complejos. Todo está calculado: habrá negocios, restaurantes, un banco y salas médicas, así como también un sector para el ocio, donde la Peque Pareto podría desafiar a Usain Bolt al metegol o Pancho Jasen hacerle un tejo a Yelena Isinbayeva.
En setiembre último se abrió al lado de la VillaOlímpica el Westfield Stratford City, que con 230 negocios y 17 cines, es el shopping más grande de Europa. ¿Una casualidad, que se abra en esta zona más bien venida a menos? Nada es casualidad: proyección. “Los departamentos que usarán los atletas serán luego de los Juegos unos 2.818 hogares nuevos”, explica Paul Deighton, CEO del London Organising Committe of the Olympic Games. O sea, un barrio nuevo.
Tienen planeamiento los ingleses, es evidente. Nadie podrá decir que el Parque Roca fue una obra de ellos.
Bienvenido a mi cancha. La vedette de la Villa es, claro, el Estadio Olímpico, con una capacidad que hay que explicar con un asterisco: 80 mil personas en los Juegos, pero 25 mil después.
¿Cómo es eso? Cápsulas de chiquitolina: las 55 mil butacas superiores al primer anillo se desmantelarán para que el estadio sea acorde con la nueva vecindad. “¿Para qué vamos a tener algo más grande si no es lo que necesitamos?”, se pregunta Deighton, y deja entrever las libras de mantenimiento que tendría una mole como tal. Acá se hará la ceremonia inaugural, la de cierre y las pruebas de atletismo. Demoraron cuatro años en construirlo, un poco más de lo que podría durar la carrera de los 100 metros, la competencia estrella que ofrecerá: 9’’69, lo que hizo Bolt en 2008.
A los pocos metros está el Basketball Arena, donde Manu y su pandilla esperarán despedirse bajo el nombre de Generación Dorada con algún kilate en el cuello. Hoy tiene capacidad para 12 mil personas pero mañana tendrá lugar para… cero. Será desarmado por completo y llevado en barco a estudiar capoeira: gran parte se utilizará en Río 2016. El Centro Acuático, en cambio, sólo será achicado: de 17.500 asientos quedará en 2.500 post Juegos.
Un poco más a la derecha está el Velódromo, “la pista más rápida del mundo”, según Andrew Weir, uno de los ingenieros hacedores. Con capacidad para seis mil personas, ofrece un cóctel de temperatura en pista/materiales/geometría/diseño que haría posible superar los 70 km/h. Inalterado, mañana será para el nuevo barrio.
Todo comenzó el 6 de julio de 2005, cuando la ciudad se impuso en la elección a París, Madrid, Nueva York y Moscú. E incluso a su propia política. Porque en siete años cambió hasta el partido gobernante: se fueron el primer ministro, Gordon Brown, y el alcalde de Londres, Ken Livingstone, ambos laboristas; y asumieron David Cameron y Boris Johnson, conservadores. Como los K y los Pro. Pero distintos.