Asier García, el mago de la ‘ÑBA’ sobre ruedas

El de Getxo, MVP de la temporada y campeón de Liga con el Bidaideak Bilbao, llevará la batuta de la selección española de baloncesto en silla en los Juegos de Tokio. “Hay que creer en que podemos ganar el oro”, dice.

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Asier García durante un partido del Europeo de 2019 en el que España ganó la plata. Fuente: FEDDF

Los focos alumbran su temple, movimientos y el manejo exquisito del balón naranja. Dotado de una excelsa clase, de una imaginación y fantasía inagotable y de una visión de juego al alcance de pocos, Asier García sorprende cada vez que saca su chistera. Humilde y comedido, rehúye de halagos, pero en la pista todos le buscan, es el metrónomo del equipo, un prestidigitador con la pelota, un jugador diferente, el director de orquesta capaz de componer la mejor melodía de la selección española de baloncesto en silla de ruedas.

Pese a que su DNI refleja que ha entrado en la cuarentena, en la cancha se divierte como si fuese un niño en el patio del colegio. Con 40 años, al mago de Getxo (Vizcaya) aún le quedan bailes en el parqué. Este año ha demostrado estar más preparado que nunca para guiar a España hacia una nueva medalla en los Juegos Paralímpicos. Por segundo curso consecutivo ha sido el MVP de la División de Honor -en la de 2020 también figuraba como el más valorado hasta que se suspendió el campeonato por el coronavirus-, llevando al Bidaideak Bilbao al primer título liguero en su historia.

“Hemos hecho una temporada irrepetible, ganar una Liga en mi casa, ser finalista de la Copa del Rey y quedar entre los cuatro primeros en la Champions. Cuando volví hace nueve años no era un objetivo real, pero viendo el camino que llevaba el club sí se convirtió en una obsesión por mi parte. No soy de mirar estadísticas individuales en un deporte colectivo, pero los números no engañan y dicen que estoy en mi mejor momento a pesar de la edad. Tengo que cuidarme más y espero no decaer anímicamente para continuar unos años más al máximo nivel”, apunta.

Lleva 21 años de carrera, muchas batallas libradas y asegura que disfruta “incluso más” que cuando se estrenó. “Si no lo hiciera no tendría sentido seguir. Cada día me pongo nuevos retos, siempre quiero mejorar, soy autoexigente y competitivo. Eso sí, no estaría a este nivel sin un club como el Bidaideak. Solo pienso en baloncesto, aunque el físico ya no aguanta tanto y las responsabilidades familiares son mayores, tengo dos niñas pequeñas y cuesta más, sacrifico muchos momentos con ellas por entrenar cada verano. En Bilbao me queda cuerda para rato y con la selección habrá que tomar una decisión el año que viene, ya que en diciembre tenemos el Europeo en Madrid y quiero seguir ayudando. Y si nos clasificamos para el Mundial de Dubai de 2022 intentaría ir, pero más allá de eso no miro”, confiesa.

Un tren lo arrolló con 13 años

Lo suyo con el basket fue un flechazo, un deporte al que se agarró para superar un grave accidente. Con 13 años, dando un paseo con sus amigos por Getxo, un tren lo arrolló y le dejó secuelas en las piernas. “Estaba a un lado de las vías, pasó un tren y las barreras se levantaron hasta la mitad cuando empecé a pasar y justo en el lado contrario venía otro, que no se veía al estar en una curva. Mis amigos me gritaron, me giré y me pasó por encima. Estuve atrapado durante dos horas hasta que me sacaron”, relata.

Seis meses pasó ingresado en el hospital, dos en la UVI, varias operaciones y un par de años de rehabilitación en silla de ruedas. “Al final quedé bastante bien, puedo andar con zapato ortopédico. Pudo haber sido peor. Desde entonces celebro dos cumpleaños, el 11 de junio y el 21 de noviembre, fecha en la que volví a nacer. El accidente me cambió la perspectiva de la vida, me obligó a hacerme adulto de la noche a la mañana, maduré muy pronto y asumí la responsabilidad. Nunca cambiaría lo que pasó porque he sido muy feliz”, asegura.

Pese a lo sucedido no dejó el deporte, “en el colegio me ponía de portero con la silla e incluso probé en el equipo de waterpolo de mi pueblo”. Hasta que por casualidad se topó con el baloncesto en silla: “Tenía 19 años y un chico que jugaba en Bilbao me invitó a probar con ellos. Me enganchó desde el primer día, me sentí muy cómodo y se ha convertido en una forma de vida”. Jugó cinco temporadas en el extinto C.D. Zuharrak, en 2006 fichó por el FC Barcelona para jugar por primera vez como profesional y después pasó por Toledo y Getafe. En 2012 regresó a casa para formar parte de un proyecto sólido con el Bidaideak, con el que conquistó en 2019 la Euroliga 1 y este año la División de Honor con un papel crucial: 17.6 puntos, 10.6 rebotes y 13.4 asistencias por partido.

Con la selección española lleva unos 200 encuentros y se ha colgado la plata en los Juegos de Río 2016, así como dos bronces (Israel 2011 y Frankfurt 2013) y una plata (Polonia 2019) en europeos. Para Asier, el subcampeonato continental logrado en Walbrzych hace un par de años “tiene mucho valor porque veníamos del Europeo de Tenerife, que fue un horror, y de un quinto puesto en el Mundial de Hamburgo, donde no salimos reforzados. Esta plata nos hizo volver a creer en nosotros, podemos ganar el oro, tenemos equipo para luchar por las medallas en Tokio”.

Un obrero de la pista

Al ‘13’ de la ‘ÑBA’ sobre ruedas le gustan los desafíos, se siente cómodo con el rol de referente ofensivo del equipo y está listo para destapar el tarro de las esencias. “Me considero un jugador mucho más trabajador que talentoso, soy un currela de la pista, pero con el paso de los años he conseguido ciertos automatismos de mi juego que si no tienes una calidad no se pueden hacer. Leo muy bien cada jugada, tengo mucha visión de juego y facilidad para entender y plasmar las ideas que quiere el entrenador, trato de facilitarles las cosas a mis compañeros”, subraya.

Para Asier, su deporte no es solo 40 minutos, buena parte de su tiempo lo pasa viendo baloncesto de manera minuciosa, bucea para analizar rivales y situaciones de juego. “Me gusta mucho la táctica, soy un loco del basket en silla, durante la semana veo todos los partidos de la Liga española, también campeonatos internacionales, aunque no soy tan fanático como Julio Maldonado ‘Maldini’ con el fútbol -ríe-. Si quieres ser un profesional del deporte tienes que conocer bien lo que vas a tener enfrente para tener opciones de ganar”, explica.

En Tokio ve a la selección capaz de repetir la gesta de Río, que sería un colofón perfecto a su intachable carrera. España se medirá en la fase de grupos a Canadá, Turquía, Japón, Colombia y Corea del Sur. “En el Europeo recuperamos nuestro ADN, defensa fuerte y transiciones rápidas. El juego que hicimos fue perfecto excepto el día de la final. Sabemos que Gran Bretaña y Estados Unidos están un peldaño por encima, pero les podemos ganar. En 2016 los ingleses también eran superiores, ese verano nos pasaron por encima en cuatro amistosos, pero les ganamos en semifinales en los Juegos. A veces en el deporte, con trabajo y fe, lo imposible se convierte en posible. Estamos cerca de ellos, el primer paso para ganar es creer y este vestuario es súper ambicioso”, apostilla el mago de la cancha.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Asier García

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