En la ciudad australiana de Wollongong, donde el océano y el deporte conviven en armonía, los triatletas españoles Dani Molina y Nil Riudavets firmaron una destacada actuación al colgarse sendas medallas de bronce en el Mundial de triatlón paralímpico. En una competición de altísimo nivel, los dos deportistas demostraron coraje, constancia y talento para subirse al podio en sus respectivas categorías.
Molina, 51 años y campeón paralímpico en los Juegos de París 2024, llegaba a Australia con el reto de conquistar su sexta corona mundial en PTS3 (discapacidades físicas significativas). No obstante, lo hacía tras una temporada marcada por las dificultades.
Una dura caída en marzo le dejó una lesión en el hombro izquierdo que lo mantuvo tres meses sin correr y nadando con un solo brazo. “Un infierno”, según sus propias palabras. Aun así, Molina logró sobreponerse y volver a competir al máximo nivel: fue bronce en el Europeo y se colgó el oro en la Copa del Mundo de Alhandra, en Portugal.
Una categoría cada vez más exigente
Con esa mezcla de experiencia, ambición y ganas de revancha, se lanzó al agua en Wollongong decidido a darlo todo. Completó los 750 metros de natación en apenas diez minutos, saliendo en cabeza. Sin embargo, en el segmento de ciclismo perdió varias posiciones ante la fortaleza de sus rivales, y aunque en los cinco kilómetros finales de carrera a pie firmó tiempos notables, no logró alcanzar al británico Henry Urand, que se llevó el oro, ni a su compatriota Ryan Taylor, plata.
Aun así, el bronce supo a victoria. “Estoy contento, hice mis mejores parciales en natación, ciclismo y carrera, y viniendo de un año malo. No siempre se puede ganar, esto tenía que llegar algún día, el nivel en la categoría es brutal”, ha declarado.
El madrileño reconoce la dureza de competir en PTS3, una de las categorías más exigentes. “Como dice mi entrenador Dani Rodríguez debo estar orgulloso de lo que estoy consiguiendo. Soy consciente de que tengo 51 años y lucho con chavales, no se puede pedir más. Sé que puedo seguir peleando por medallas y mi objetivo es entrenar cada día para ser mejor y continuar en el podio. Este es mi trabajo y quiero seguir hasta Los Ángeles 2028”, ha sentenciado.
El balear, instalado entre los mejores en PTS4
No menos destacada fue la actuación del balear Nil Riudavets en la categoría PTS4 (discapacidades físicas moderadas), quien también subió al tercer escalón del podio. Bronce en los pasados Juegos Paralímpicos de París, el balear ha firmado una temporada muy sólida con podios también en Taranto, el Europeo y Alhandra. En Australia volvió a demostrar su fiabilidad y constancia.
La prueba comenzó con una buena natación, en la que salió en cuarta posición. En el tramo de bicicleta, adelantó al croata Antonio Franko y se colocó en zona de medalla, posición que ya no abandonaría. Completó los cinco kilómetros de carrera a pie en un tiempo de 16 minutos, pero por delante ya se habían escapado los franceses Alexis Hanquinquant, que se llevó el oro, y Pierre-Antoine Baele, plata.
“Estoy muy contento con este resultado. No se ha dado la carrera como estaba en mi cabeza. Tuve un problema para ponerme el zapato en bici, perdí unos segundos con Baele. Muy feliz con el tercer puesto y con ganas de seguir mejorando”, ha explicado Riudavets, satisfecho con el trabajo realizado y con la vista puesta en los próximos desafíos.
Además de los bronces, brillaron Susana Rodríguez y su guía Sara Pérez al conquistar la medalla de oro en PTVI (ciegos o con discapacidad visual). Otros españoles rozaron el podio, como Eva Moral, cuarta en la categoría PTWC (deportistas en silla de ruedas y handbike), y Andrea Miguélez, también cuarta en PTS5 (discapacidad física más leve).
Por su parte, Lionel Morales fue séptimo en PTS2 (deportistas con discapacidad física severa que compiten de pie), la misma posición que ocuparon Héctor Catalá y su guía Diego Méntrida en PTVI. Aun sin medalla, el bloque español mostró competitividad en una cita mundialista de gran exigencia.




