Marta Fernández: «Me gustaría ser campeona del mundo y repetir podio en los Juegos»

La nadadora burgalesa, una de las protagonistas del deporte paralímpico con sus tres medallas en Tokio, arranca una nueva temporada con el Mundial de Madeira como principal objetivo.

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Marta Fernández posa con las tres medallas conseguidas en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020. Fuente: CPE

Después de varios intentos fallidos, el pasado abril en Sheffield (Gran Bretaña) Marta Fernández pasaba la clasificación médica que le abría las puertas para competir en las grandes citas internacionales. Desde ese momento, los Juegos Paralímpicos se convirtieron en el pensamiento que precedía cada noche al sueño. Y su debut no pudo tener mejor resultado: oro, plata y bronce en Tokio, con un récord del mundo. Tras la ola de reconocimientos y premios y un descanso por una lesión derivada de su enfermedad neurológica, la burgalesa vuelve a la piscina apuntando a nuevos retos. Ya piensa en su primera medalla mundial y en París 2024: “Me gustaría ser campeona del mundo y repetir podio en unos Juegos”.

Eso sí, sin prisas, aun degusta las tres preseas que conquistó en la capital japonesa y que la convierten en una de las protagonistas del deporte paralímpico español esta temporada. “Ni en mis mejores sueños lo había imaginado, superaron mis expectativas, fueron unos Juegos redondos. No me ha dado tiempo a asimilar lo que he conseguido, cuando lo recuerdo se me pone la piel de gallina. Tardaré un tiempo en ser consciente de ello. Cada vez que miro las medallas me emociono porque he tenido que superar obstáculos y luchar por ellas. Detrás hay un gran trabajo, pertenecen a mucha gente que me ha ido empujando”, recalca.

A finales de 2020 ya venía avisando de su enorme potencial tras batir varios récords de España. Hasta entonces su nombre apenas había sonado en la élite de la natación. Sin hacer ruido, su perseverancia, tenacidad y preparación con Raúl Carrasco y Javier Alonso comenzaron a dar sus frutos. “El cambio de categoría ha sido determinante, antes estaba en S6, dos clases por encima de la actual. Desde que llegué al Centro Río Esgueva de Valladolid hace una década tuve que aprender a nadar casi de cero, no sabía ni voltear. No me rendí y con 27 años ha salido todo ese trabajo, nunca es tarde para lograr lo que te propones”, comenta.

Marta nació con parálisis cerebral como consecuencia de un parto prematuro y a los tres años empezó a nadar por recomendación médica para fortalecer los músculos y ralentizar la degeneración de los mismos. “De pequeña el agua me daba mucho miedo, no me quería meter. Y ahora no hay quien me saque de ella, no puedo estar más de un par de días sin la piscina”, asegura. Sus marcas y los siete metales que conquistó en el Europeo de Funchal (Portugal) en mayo vaticinaban que estaba para hacer algo grande en su bautismo en unos Juegos Paralímpicos.

Marta Fernández luce la medalla de oro que logró en 50 braza en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Fuente: CPE

“Me lo tomé con prudencia y mucha cautela, es el mayor evento deportivo e iba a enfrentarme a las mejores deportistas del mundo, estar allí era ya una pasada y mi objetivo era disfrutar de la experiencia”, cuenta. Tres medallas en cinco finales -fue cuarta en 150 estilos SM4 y quinta en relevo mixto 4×50 libre- fueron su carta de presentación. Sin que le atenazase el vértigo por su debut en una cita paralímpica, la burgalesa fue embolsándose una presea tras otra.

La primera llegó en 50 mariposa S4, una plata con récord del mundo (40.22 segundos). “La final la disfruté muchísimo, sabía que el oro iba a estar muy difícil, competía con gente con menor discapacidad. Pero estuve cerca. Esa noche me costó conciliar el sueño”, dice. Después llegó el metal más preciado, un oro en 50 braza SB3 dejando el récord de España en 58.21 segundos. “Estaba muy nerviosa, me metí en la final como primera y pensé que el resto había reservado fuerzas. Cuando toqué la pared y al mirar a los lados vi que nadie había llegado rompí a llorar. Ha sido el mejor momento deportivo de mi carrera. Me acordé de mi familia, de mis entrenadores y de todos los que están en mi día a día”, relata.

Y como colofón alcanzó en 50 libre S4 un bronce tan grande como su entrega. “No me esperaba subir al podio en esa prueba, fue la medalla más luchada porque mi estado físico no era bueno, a mi cuerpo le estaba pasando factura y no me encontraba en las mejores condiciones. Les debo mucho a los fisioterapeutas y médicos del Comité Paralímpico Español, ellos hicieron que recuperase rápido entre una prueba y otra. De hecho, debido a mi enfermedad neurodegenerativa sufrí alguna crisis de espasticidad, se me salió el hombro y la cadera, pero para mí es el pan de cada día con el que debo lidiar. Fue un final de fiesta inmejorable. Por mis problemas de disfagia tengo que controlar la comida y nunca me salto la dieta durante la competición, pero ese día lo celebré comiendo helados en la Villa”, dice riendo.

Marta Fernández durante una prueba en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Fuente: CPE

Aun le quedaba una última sorpresa, desfilar por el estadio enarbolando su sonrisa y la bandera de España en la ceremonia de clausura. “Fue un honor y un privilegio representar a compañeros y enormes deportistas. Un momento único e indescriptible”, añade. Desde su llegada a casa ha recibido varios premios y un aluvión de homenajes en Burgos, donde le pondrán incluso su nombre a las piscinas municipales de San Amaro. “Es una locura, algo impensable -ríe-. Se han volcado conmigo, estoy eternamente agradecida por tantas muestras de cariño. Sigo siendo la misma, una persona humilde que trabaja para cumplir sus sueños. Que te paren por la calle y los niños te digan que se han emocionado viéndome nadar, es increíble”, subraya.

La nadadora del CD Fusion ya ha vuelto a los entrenamientos con vistas al nuevo curso, aunque de momento, con mucha precaución por una lesión que le había lastrado en su regreso de Tokio. “Es lo que tiene cuando pones tu cuerpo al límite. Pasé unos días muy duros, no podía ni ponerme de pie. Afortunadamente se descartó algo grave, todo es neurológico y ya me encuentro mejor. Al tener una enfermedad como la mía tampoco puedo estar parada mucho tiempo porque pierdes movilidad. Poco a poco voy cogiendo la forma y espero estar pronto al 100%”, expresa Marta, que compagina el deporte con su trabajo como administrativa en la Delegación de Gobierno en Valladolid.

Este año ha sido el de su eclosión, pero ambiciona más y para 2022 confía en añadir nuevos logros a sus vitrinas. El Mundial en Madeira (Portugal) es su siguiente reto, aunque no le quita ojo a los próximos Juegos Paralímpicos. “Quiero trabajar cada día para llegar a mi mejor versión, sé que todavía puedo rendir más, confío en que mis límites estén lejos. Trataré de rascarle décimas al crono en mis pruebas, este año he hecho marcas increíbles, pero puedo mejorarlas. Ya queda menos para París 2024, donde lucharé para estar y subir otra vez al podio paralímpico, pero antes disputaré mi primer Mundial. Me hace mucha ilusión ganar esa medalla que falta en mi palmarés, quiero ser campeona del mundo”, apostilla.

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