Sergio Ibáñez, a consolidarse sobre el tatami en su nueva categoría

El judoka aragonés se vio obligado a subir de peso (-73 kilos) para luchar por estar en los Juegos de París 2024. Para preparar la temporada se ha marchado a entrenar un mes a Tokio, ciudad en la que logró la plata paralímpica hace año y medio.

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Hace año y medio se doctoró en el tatami del Nippon Budokan, en el corazón de Tokio, con una plata paralímpica, la muesca más importante de su carrera. Aquellos recuerdos afloran estos días con más fuerza en la mente de Sergio Ibáñez, quien ha regresado a la cuna del judo para seguir preparándose esta temporada con el objetivo de dar el salto definitivo en su nueva categoría y encarrilar su billete para los Juegos de París 2024.

En la capital japonesa estará concentrado durante cuatro semanas en las instalaciones del Campus de la Universidad de Kokushikan, “gracias a la ayuda concedida por el Consejo Superior de Deportes y por la Federación Española de Deportes para Ciegos. Estoy junto a mi compañero Víctor García y mi entrenador Javier Delgado, con la idea de acumular muchas horas de trabajo y de calidad para poder dar un paso hacia las próximas competiciones y mejorar mi nivel. El ambiente aquí es muy diferente, es un privilegio poder vivir esta experiencia”, comenta.

El aragonés se recupera aún de una lesión que se produjo a principios de año. “Quisimos hacer una carga de entrenamientos muy importante y el último día que estuvimos en Mittersill (Austria) sufrí una rotura en el músculo flexor de los dedos del pie. Sigo recuperándome, pero intentando darlo todo en el tatami”, asegura Ibáñez, un judoka que escenifica una combinación de talento, disciplina y compromiso. Por más obstáculos que tenga que sortear, siempre mira hacia adelante, con entusiasmo y sagacidad, no se arruga ante ningún desafío mayúsculo.

En 2019 comenzó a explotar, ganando un bronce en el Europeo y una plata en el Mundial en -60 kilos, pero esa categoría se le quedaba pequeña porque sus cualidades físicas y envergadura le hacían vivir un calvario para ganarle la batalla a la báscula, se deshidrataba muy rápido y siempre se encontraba cansado. Pese a estar en el tramo final de la clasificación para Tokio 2020, decidió subir de peso (-66 kilos) y aparecieron los buenos resultados que le llevaron a sus primeros Juegos, donde se colgó una plata, la primera presea paralímpica de un judoka masculino español desde Atenas 20024.

Sergio Ibáñez junto a su entrenador Javier Delgado y su compañero Víctor García, en Tokio.

Y tras alcanzar la gloria, otra vez se vio obligado a cambiar de categoría ya que la suya no entró en el programa para los Juegos de París 2024. Sin tiempo que perder, con el contador a cero y armado de nuevas ilusiones emprendió otro viaje hacia la categoría de -73 kilos, en la que ya ha competido en el Mundial de Bakú y en el Europeo de Génova, con sendos quintos puestos. También fue bronce en el Egyptian Pyramids International y oro en la Copa de España absoluta.

“Siempre un cambio es muy duro e importante, pero es lo que hay y vamos a por ello. En -66 estaba aún acomodándome, ya que llevaba poco tiempo, y en -73 estoy trabajando para llegar a un peso óptimo, tengo mucho margen de mejora. Se ha quedado una categoría muy difícil en la que estamos muchos judokas para luchar por subir al podio, aunque trabajo para marcar la diferencia. Me aferro a la gente que tengo a mi lado, todos me apoyan y me muestran ejemplos de por qué no debo tirar la toalla. Se lo debo a ellos, quiero lograr mejores metas”, añade el zaragozano, que nació con una discapacidad visual del 79% que le afecta al nervio óptico, tiene distrofia de conos y fotofobia.

Se muestra ilusionado y muy motivado para afrontar el proceso de clasificación de los Juegos de París, en el que ya no estarán sus compañeros Borja Pahissa y Álvaro Gavilán al no pasar la estricta revisión médica de IBSA, que ha acabado con sus sueños. “Me parece una injusticia, son personas que tienen una evidente discapacidad y han sido apartados del deporte que llevan años practicando, qué hacen sin esas herramientas que son necesarias para tener una igualdad”, lamenta.

En ese camino hacia la capital francesa sí estará acompañado por tres judokas más de la selección española: Marta Arce, Daniel Gavilán y María Manzanero. El calendario viene cargado, primero con los Grand Prix de Alejandría (Egipto) en marzo y de Antalya (Turquía) en abril, luego con el Europeo en Rotterdam (Países Bajos) y el Mundial en Birmingham (Gran Bretaña) en agosto, y otras dos citas de Grand Prix en Bakú en septiembre y en Tokio en diciembre. Un año en el que Sergio Ibáñez confía en dejar sellado el billete para sus segundos Juegos.

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