Héctor Catalá muerde la plata y Álex Sánchez Palomero el bronce

El triatleta valenciano finaliza en segunda posición junto a su guía Gustavo Rodríguez en PTVI, mientras que el salmantino sube al tercer peldaño del podio en PTS4. Rakel Mateo y la pareja Jota García-Pedro Andújar, séptimos.

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Bajo un calor sofocante en la bahía de Odaiba, la ‘ParaTriArmada’ ha cuajado una competición espectacular con tres medallas. Además del oro de la pareja formada por Susana Rodríguez y Sara Loehr, España ha logrado cosechar dos metales más. Héctor Catalá y su guía Gustavo Rodríguez han mordido la plata en PTVI (discapacidad visual) y Álex Sánchez Palomero el bronce (discapacidades moderadas).

Héctor y Gustavo firmaron una gran remontada para escalar al podio a base de constancia y pundonor. Con el agua a 30 grados, una sensación térmica de 34 y una humedad del 86%, el dúo español completó una competición extrema en la que solo se inclinaron ante los estadounidenses Brad Snyder y Greg Billington (1:01.16). El valenciano y el gallego salieron del agua en novena posición y en los 20 kilómetros de bicicleta alcanzaron el sexto puesto.

Ya con las zapatillas de correr hicieron un esfuerzo descomunal para ir cazando rivales a su paso y en la segunda de las cuatro vueltas se colocaron segundos. Les costó los últimos metros, pero cruzaron tan alegres como exhaustos la línea de meta. 1:02.11 de agonía. Los dos abrazados y sentados de la paliza que supone nadar 750 metros, pedalear durante 20 kilómetros y correr cinco más con un sol abrasador. En la misma categoría, Jota García y Pedro Andújar fueron séptimos (1:03.55). Marchaban terceros al comienzo de la carrera a pie, pero una penalización de 10 segundos les frenó.

“Hay una frase que me dijo Gustavo justo antes de lanzarnos al agua: ‘Pase lo que pase, a pelearlo hasta el final’. Y ha sido tal cual. No me entero muy bien de cómo vamos, algo escucho, pero el público japonés me ha sorprendido porque han animado bastante. Me he limitado a empujar fuerte, sabía que si no lo hacía, no me lo iba a perdonar en la vida. Ha sido una carrera al límite, hay quien se ha caído por el precipicio y nosotros nos hemos asomado, pero hemos hecho equilibrio y hemos aguantado en pie”, ha expresado Catalá.

La mañana había comenzado bien, los primeros en competir fueron Álex Sánchez Palomero y Rakel Mateo. El salmantino estaba en las quinielas de las medallas y no falló. Se colgó un bronce muy trabajado y solo se inclinó ante el japonés Hideki Uda (plata) y el francés Alexis Hanquintuant (oro), cuya superioridad es incuestionable en esta categoría. El español acabó la natación en tercera posición y en los 20 kilómetros en bicicleta se sintió cómodo para adelantar un puesto. Pero las fuerzas flaquearon cuando le correr y en la segunda vuelta fue adelantado por el nipón. Al final cruzó la meta en 1:04.24.

Esta es su segunda presea paralímpica, ya que en Pekín 2008 también ganó un bronce como nadador en 100 metros braza, uniéndose así al selecto grupo de deportistas españoles que han logrado medalla en deportes diferentes en unos Juegos. Tras Londres 2012, cita en la que no le dejaron nadar con el brazo dentro del bañador -con 17 años tuvo un accidente de moto y en su extremidad superior derecha perdió la movilidad-, abandonó el deporte hasta que se enganchó al triatlón. En Río 2016 no pudo debutar porque su clase no entró en el programa de los Juegos. Pero como un ave Fénix, siempre resurge de sus cenizas y la recompensa a su constancia le ha llevado al podio en Tokio.

“Estoy muy contento, ha costado mucho llegar hasta aquí. Después de Londres, que fue un palo enorme, el triatlón se convirtió en una apuesta personal. Mucha gente me apoyó y esto es un premio, cruzar la meta dándolo todo vale más que cualquier medalla. Hice muy buen sector en el agua, en la bicicleta lo he dado todo, pero al bajar a correr he notado el calor, me echaba agua y no me duraba nada. Me ha tocado estar en mi mejor momento de forma y en mi peor momento emocional. Pero ya ha pasado, está cicatrizado y aquí estoy”, ha expresado con la voz quebrada.

Y en PTS2, Rakel Mateo firmó una gesta al completar la prueba por todos los obstáculos que ha tenido que superar esta temporada para llegar. Hace seis meses le amputaron la pierna izquierda que desde hace 20 años tenía dañada por un accidente laboral. Sin tiempo de adaptación a la prótesis, con arrojo y un esfuerzo descomunal la vizcaína finalizó séptima (1:30.37). “Estoy alegre, pensaba que no iba a llegar, pero lo tenía que intentar. Han sido seis meses duros, he tenido que ir en paralelo a la recuperación por la amputación, que aún está muy sensible, y he tenido que aprender tres deportes de una manera distinta. Ha merecido la pena, mi sueño era estar aquí y pasar la meta, es el regalo más grande”, ha apuntado.

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