Cris Rubio y Pilar González le devuelven el brillo al tenis de mesa femenino

España contará con dos mujeres en un Mundial 20 años después. Las jugadoras madrileñas tomarán en Granada el relevo de María Cinta Campiña, la última en disputar un campeonato del mundo.

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Cristina Rubio y Pilar González rompen una sequía de 20 años sin representación femenina en un Mundial de tenis de mesa. Foto: RFETM

Con tres bronces europeos y dos diplomas en tres Juegos Paralímpicos (Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000), María Cinta Campiña ha sido la más laureada del tenis de mesa español adaptado. En 2002 en China Taipéi fue la última mujer en disputar un Mundial. 20 años después, España vuelve a instalarse en la élite con la participación de dos jugadoras en el campeonato del mundo que se celebrará en Granada (6-12 noviembre): Cris Rubio y Pilar González, dos rompe diques con la pala que le devuelven el brillo a la categoría femenina de este deporte.

En los últimos años ha habido un crecimiento constante con la aparición de nuevas embajadoras de esta modalidad que ya empiezan a recoger los frutos al trabajo invertido. En 2018 Cris Rubio (clase 4) se colgó una presea dorada en el Open de Almería, acabando así con una sequía de más de dos décadas sin un oro internacional para una española. Y ahora será una de las que reabra el sendero mundialista, tan solo explorado por la onubense Campiña.

“Se acaba la espera, es muy satisfactorio y un orgullo haber llegado hasta aquí después de todo el trabajo. Es un pasito más y esperamos que no pasen tantos años para que una mujer llegue a algo tan grande como es un Mundial. Volvemos a romper esa barrera, ser una de las que ayuda al tenis de mesa es un motivo más para levantarme cada día y acudir a entrenar”, comenta esta madrileña afincada en Andalucía.

Cristina Rubio competirá en el Mundial de Granada en clase 4 Foto RFETM

Fue el primer bebé que ingresó en el Hospital de Parapléjicos de Toledo a inicios de los 90. Nació con una cardiopatía congénita de la que fue operada con un año y una negligencia médica le produjo una lesión medular que le obligó a convivir con una silla de ruedas. “Era mi segunda casa, allí me ayudaron a afrontar la vida de otra manera. Mi situación nunca me paralizó”, confiesa. Creció imitando a los mayores, probó baloncesto y voleibol, pero su corazón le impedía realizar actividades que requerían un esfuerzo físico mayor.

Descubrió el tenis de mesa, aunque no le llamó la atención, “simplemente hacía de recogepelotas para los demás”, dice riendo. Viviendo en Chiclana (Cádiz) comenzó a jugar y poco después, en Carmona (Sevilla), creó el ‘Team Warriors’, un club deportivo inclusivo. En estos seis años que lleva golpeando la bola ha experimentado una gran evolución técnica. “Me ha costado, en alto rendimiento se tiene unas expectativas y tienes que dar el 100% en todo momento. He tenido que remar a contracorriente y abrir camino en cosas en las que falta mucho por hacer. Al ser una de las pocas mujeres que practica este deporte te miran con lupa, he sentido presión, pero me ha servido para no relajarme nunca y esforzarme cada día un poco más”, explica.

El Mundial, que por primera vez se desarrollará en formato de eliminatorias directas, lo afronta con muchas ganas y motivación. “Mi mejor momento siempre es el ahora, me queda por mejorar y sé que no estoy a un nivel top, pero si estoy entre las mejores es por algo, intentaré llegar lo más lejos posible. Veo más viable pasar de rondas en el dobles mixto junto a Iker González”, dice Cris, a quien le gustaría acudir a unos Juegos Paralímpicos. “No descarto los de París 2024, pero soy realista y es complicado por el nivel que se exige. Estaría más preparada para llegar a Los Ángeles 2028”, añade.

Otra jugadora que toma el relevo de María Cinta Campiña es Pilar González (clase 7), quien se congratula por el despegue del tenis de mesa femenino. “Estamos en un buen momento, en el último Campeonato de España participamos ocho chicas, algo que nunca había pasado. Todas estamos en un momento de desarrollo a nivel deportivo, lo que nos augura un gran futuro. Clasificarme para el Mundial es una gran alegría y encima será en casa, por lo que tendré en las gradas a mi familia y a mis compañeros del equipo promesas paralímpicas”, subraya.

La madrileña Pilar González participará en el Mundial en clase 7 Foto RFETM

Hace siete años despuntaba con dos platas en los Juegos Europeos de la Juventud en Croacia, pero una lesión frenó su progresión. La operaron por una infección en el hueso calcáneo a causa de una tobillera que utilizaba. “Estuve cinco años sin jugar ni poder casi andar, fue muy duro. Pasé de tener una buena proyección a dejar la pala a un lado y quedarme en casa”, lamenta. La madrileña, que nació con espina bífida, pero juega de pie y sin utilizar muletas, no lo tuvo fácil en sus comienzos ya que en España no tenía rivales femeninas.

“Desde siempre he tenido que jugar contra chicos y aunque ahora somos más mujeres, no hay ninguna de mi clase y, por tanto, prefiero enfrentarme a ellos para poder desarrollar mi verdadero juego en las competiciones. Ha sido un camino muy duro, de muchas horas de entrenamiento, pero he mejorado en estabilidad, movilidad, confianza y técnica”, recalca.

Acude al Mundial con la intención de ponérselo difícil a las favoritas y dar alguna campanada. También acompañará en dobles al granadino José Manuel Ruiz: “Mi idea es salir a por todas sea quien sea que esté al otro lado de la mesa. En dobles tengo la suerte de jugar con un deportista de tanta experiencia y con tantos logros que me ha estado ayudando mucho”. Ahora que ha alcanzado una meta alta en su carrera, el siguiente peldaño es llegar a unos Juegos. “Serán dos años muy duros, ahora mismo soy la número 13 del ranking, haré todo lo posible para clasificarme para París 2024. Sería una gran noticia que una mujer española volviera a unos Juegos Paralímpicos, es un objetivo que intentaremos hacer realidad”, apostilla.

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